MI ÁNTONIA. Willa Cather

En el post de hoy voy a hablaros de “Mi Ántonia”, una de las novelas más célebres de la norteamericana, ganadora de un Pulitzer, Willa Cather (1873-1947).
En “Mi Ántonia”, la escritora narra la infancia y adolescencia de su amigo Jim Burden tras llegar a Nebraska para vivir con sus abuelos después del fallecimiento de sus padres.
La Nebraska que nos muestra Willa Cather es la de finales del siglo XIX, una tierra fértil donde la hierba roja se extiende sin fin, libre, todavía, de cercas, carreteras y demás signos del progreso industrial que transformarían el mapa de los Estados Unidos en los años venideros. Mi Ántonia Blog LP
La llegada del pequeño de diez años a casa de sus abuelos coincide con la de una familia procedente de Bohemia (la actual República Checa), los Shimerda, que van a convertirse en sus nuevos vecinos. A finales del XIX se produjo un éxodo masivo de personas del norte y centro de Europa hacia la “Tierra Prometida” de los Estados Unidos y los Shimerda son un ejemplo más de esta odisea, llena de penurias, en la que muchos se embarcaron para llegar al “Paraíso”.
Sin saber inglés, habiendo sido estafados por un pariente que les ha vendido una miserable granja en Nebraska y sin apenas dinero en los bolsillos, los comienzos de los Shimerda en el Nuevo Mundo parecen abocados al fracaso. En este escenario sombrío destaca, como un rayo de sol en una estancia largo tiempo cerrada, la presencia de Ántonia Shimerda, la hija mayor, una muchacha de catorce años que, desde el primer momento, se muestra resolutiva y deseosa de aprender y prosperar en la vida. Hierba roja Blog LP
La amistad de Ántonia y Jimmy se forja rápidamente. No en vano ambos tienen en común su condición de recién llegados a esta tierra de extensiones inabarcables donde los campos de maíz y los girasoles son sólo algunos de los protagonistas del grandioso y sobrecogedor paisaje. Jimmy le enseñará inglés a Ántonia y tanto él como su familia ayudarán a los Shimerda en sus penosos y duros comienzos. En contrapartida, Ántonia se convertirá, a ojos de Jimmy, en un modelo de coraje y determinación, una auténtica fuerza de la Naturaleza arrolladora y fascinante para todos los que la conocen.
La novela es un homenaje a los inmigrantes que llegaron a Estados Unidos y que, con su esfuerzo y duro trabajo, contribuyeron a forjar la historia del país de las barras y las estrellas. Ese homenaje a los pioneros se centra principalmente en Ántonia pero también se alzan otras voces como las de la noruega Lena Lingard, Tiny Soderball, las chicas danesas de la lavandería o las tres Marys de Bohemia. A través de la mirada de Jimmy, Willa Cather contagia al lector la admiración del muchacho por estas jóvenes que, habiendo llegado a América sin nada y a fuerza de grandes sacrificios, son capaces de sacar adelante a sus familias y prosperar más que los norteamericanos “anglosajones”.
En cuanto al lenguaje narrativo usado por Willa Cather en esta novela costumbrista, creo que su maestría se apoya, firmemente, en un estilo intimista y sincero que, mostrando las fortalezas y emociones de los personajes, acaba transformando sus historias de sacrificio en relatos sublimados de una gran belleza sobre el afán de superación del ser humano. Flores amarillas Blog LP
Si tuviera que elegir algún episodio que me haya gustado especialmente de esta novela me quedaría con las “expediciones” de Jimmy y Ántonia en el campo, disfrutando con su alegría e inocencia juvenil de las maravillas que les brinda la Naturaleza. En esos pasajes la sensación de libertad es tan palpable que, como lectora, ansío compartir las aventuras de estos niños:
“Todas aquellas tardes otoñales eran idénticas, pero nunca dejaban de sorprenderme. Hasta donde alcanzaba la vista, la luz del sol, que era más fuerte e intensa que a cualquier otra hora del día, bañaba los kilómetros de hierba cobriza. Los rubios maizales tenían un tono dorado rojizo, los almiares adquirían un tono rosado y proyectaban largas sombras. La pradera toda era como la zarza que ardió sin consumirse (…)¡Cuántas tardes recorríamos Ántonia y yo la pradera en medio de tanta magnificencia!. Y siempre dos sombras largas y negras nos adelantaban o nos seguían como manchas oscuras sobre la hierba rojiza” (capítulo VI, Primer Libro. Los Shimerda).
Pero también me quedaría con las escenas domésticas en casa de los Burden por la serenidad y armonía que transmiten los abuelos de Jimmy, gentes del campo con una sabiduría y comprensión del género humano admirables:
“Por la tarde, cuando la abuela se acomodaba arriba para zurcir, o para hacer guantes con los que desgranar las mazorcas de maíz, yo le leía Los Robinsones Suizos en voz alta, y tenía la impresión de que la familia suiza no llevaba una vida más aventurera que la nuestra (…) admiraba el brío jovial con que la abuela se afanaba por proporcionarnos calor, comodidad y buena comida” (capítulo IX, Primer Libro. Los Shimerda).Colina de hierba Blog LP
Esta novela me la regaló mi madre y es uno de sus libros favoritos. Ahora entiendo por qué: las historias que contiene cautivan al lector y le transportan al interior de sus páginas para que las “viva”. “Mi Ántonia” es un libro que invita a releerlo cada cierto tiempo como si, de alguna manera, hubiera una puerta siempre abierta para que traspasemos las fronteras de papel y regresemos a la Nebraska del XIX. No sé cuál es el secreto de esa “llamada”. Jim Burden le confesó a Willa Cather que, después de tantos años, no podía quitarse a Ántonia de la cabeza pues se había convertido en un pilar de su vida.
Quizás, la fascinación de Jimmy se contagia a los lector@s y, de cuando en cuando, “necesitamos” volver a reencontrarnos con la muchacha de Bohemia. O quizás, simplemente, Willa Cather “tejió” este relato con un hechizo y sus palabras, dotadas de una fuerza extraordinaria, aún resuenan en nuestras almas.
*Las citas en cursiva pertenecen a la edición en español del año 2000 de Alba Editorial.